11.21.2010

Y mueres.


Me encuentro sola, pero parece que alguien me persigue. O soy yo la que persigue a alguien. Y entonces me caigo, como la lluvia que cae y choca contra el suelo, sin que nadie se de cuenta, como otra gota más, insignificante. La única que lo nota soy yo, porque estoy sola. Y lo siguiente es oscuridad, los ojos se cierran, y el tiempo se ralentiza. Me ahogo, noto como me ahogo. La asfixia recorre mi cuerpo, buscando un lugar por donde salir, sin lograr escapar. Y es entonces cuando me veo a mí misma, desde fuera, como a otra persona. Intento correr, deshacerme de la imagen terrorífica de miedo que asombra mi cara. Pero no puedo, mis pies están pegados a los suyos, a los de esa desconocida que un día fui yo. ¿Cómo explicar, cómo decir que ahora ni si quiera me reconozco? He caído, no puedo levantarme, y todo lo absurdo de esa situación es que puedo verme a mí misma, aparentando indiferencia. Ella tiembla, ligeramente. Hace frío, y sus parpados intentan abrirse, haciendo un esfuerzo por escapar. Intento animarla, sabiendo que si consigue salir de su insomnio yo desapareceré y volveré a mi sitio. Pero no los abre. Ahora está quieta, ya no tiembla. Y cada vez todo se hace más oscuro, más incierto, como si la luz del día se apagara sin remedio alguno. ¿Se estará haciendo de noche dentro de ella? ¿O es cierto que la oscuridad ha llegado de nuevo al mundo?

Los segundos pasan, como horas, y aunque intento apartar la vista de ella, no puedo. No la reconozco, no puedo hallarme dentro de ese rostro sin expresión. La línea de su mandíbula se desdibuja, haciéndose incierta, e inexplicable. ¿Estaba ahí, de esa manera antes? Ni si quiera me di cuenta… Y es entonces cuando sabes que nunca tuviste el tiempo suficiente para mirarte, para valorarte. Estabas demasiado preocupada con otras cosas. Pero cuando ya no sabes quien eres, es cuando más quieres saber de ti misma. De esa desconocida que está tumbada frente a ti, que ya no tiembla, y que ya no hace esfuerzos por abrir los ojos. Y entonces es cuando la verdad te llega, como un jarro de agua fría, como el rayo veloz que te atraviesa despacio, riéndose de ti y de tu incapacidad por comprender antes lo que estaba pasando. ¿Verdad que es duro, estar muriéndote sin que tú mismo lo sepas, contemplando lentamente lo que en realidad debería de haber sido rápido? Dulce tortura, oh sí, tan dulce que te convierte en una sombra de tu futuro, el que debería de pertenecerte, pero ahora está en manos de la suerte. Bella tortura, que te delata como a la tonta que un día pensó que la vida era suya, y que podía elegir.

Ella sigue sin poder moverse, ya no lo intenta. Por lo menos ahora ha comprendido que ese es su final, la forma en que su comienzo termina, el modo en que la nada se apodera de su oscuridad. Y ahora que lo veo todo claro, ahora que entiendo que ese abismo que se me viene encima, no tiene nada de negro, sino que es todo incertidumbre, un sin color, como cuando cierras los ojos un día normal, para irte a dormir, y sabes que lo que ves no es negro, ni blanco, no es ningún color, es nada.

Y entonces llega el momento, tú momento. Poco a poco te vas sumergiendo más y más en esa niebla, mientras tienes la misma sensación que cuando sueñas que estás cayendo, solo que más lento, mucho más lento. Es entonces cuando mi otro yo, la que soy ahora, la que contempla lo que pronto será mi mismo cadáver, se separa de ese cuerpo sin sentimientos, sin comprensión. Y huyo, y corro, me vuelvo a asfixiar intentando encontrar alguna salida. Pero todos los caminos conducen al mismo lugar, donde me encuentro con la extraña moribunda.

Y te ahogas, y sufres, y te escondes del destino sabiendo que te encontrará. Y vuelves a correr, y llegas al mismo sitio. Y te sientes acorralada, enjaulada. Y poco a poco te vas apagando, y ves la luz, esa luz al final de esa sala donde ahora estabas encerrada, esa sala que te conducía a ver el cuerpo al que jamás volverás. Y tomas la luz, y duermes, y caes, y mueres.

11.14.2010


Es tan duro decir que lo siento, haré que todo este bien. Todas estas cosas que he hecho ¿Qué he hecho, y por qué voy tan mal? No significo nada, solo quiero ponerte primero. No te diré mentiras. Estaré parado, con mi mano en mi corazón, solo intentando decirte... Lo siento. Es todo lo que puedo decir, significas tanto para mi y arreglaria todo que he hecho si podría comenzar otra vez. Lo lanzaría todo lejos a las sombras de pesares y tendrías el mejor de mí. Sé que no puedo volver atrás todos los errores, pero lo intentaré. Aunque no es fácil, sé que me crees porque no miento. No creeas en sus mentiras dicho de ojos celosos que no entienden. No romperé tu corazón, no te voy a hacer sentir mal pero te tengo que decir. Lo siento. Es todo que puedo decir. Significas tanto y arreglaría todo que he hecho si pudiera comenzar otra vez. Lo lanzaría todo lejos a las sombras de pesares y tendrías el mejor de mí. Lo siento. Es todo que puedo decir. Significas tanto y arreglaría todo que he hecho si pudiera comenzar otra vez. Lo lanzaría todo lejos a las sombras de pesares...

y tendrías el mejor de mí...



Best of me, Sum 41.

11.05.2010


Ésta podría ser la última noche de nuestras vidas, nuestra última noche normal y corriente. La última noche en que nos vamos a dormir y despertaremos tal y como lo hemos hecho siempre. Y en todo lo que podía pensar era en que quería pasarla contigo.

-Jace a Clary. Cazadores de Sombras, Ciudad de Cristal. Cassandra Clare.

11.02.2010


-¿Qué es la vida?
Un frenesí.
¿Qué es la vida?
Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, pues toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

La vida es sueño, Pedro Calderón de la Barca.